El reconocimiento de parentesco es un tipo de comportamiento ampliamente conocido en el reino animal. Se encuentran documentados numerosos ejemplos en peces, reptiles, aves, mamíferos, etc [1-3]. Muchos organismos que crecen en compañía de otros muy emparentados genéticamente se ven sometidos, a través de un proceso selectivo natural denominado "selección de parentesco", a grandes presiones que favorecen la evolución de la capacidad de reconocimiento de parentesco y el comportamiento altruista hacia los susodichos parientes [3].
La teoría de "selección de parentesco" fue propuesta por W.D. Hamilton en el año 1964 [1]. La misma sostiene que el paso de información genética a la siguiente generación de organismos no se limita a la reproducción directa, sino que también ocurre con el éxito reproductivo de organismos que compartan un alto contenido de información genética (parientes). De esta manera, al comportarse de manera altruista hacia un pariente, un organismo puede facilitar el éxito reproductivo de éste y de esta manera ampliar las posibilidades de que el contenido genético que comparten sea pasado a la próxima generación de individuos. Sin embargo, para que este tipo de comportamiento sea favorecido por los procesos de selección natural, debe darse una relación donde los beneficios de ayudar a un pariente superen los costos. Esta relación entre costos y beneficios depende del nivel de semejanza genética de los organismos y es expresada de la siguiente manera: rB-C>0; donde r se refiere a la semejanza genética entre los organismos, B se refiere al beneficio provisto al pariente, y C se refiere al costo en el que incurre el organismo que se comporta de manera altruista
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